Un estudio reciente sugiere que los T-Rex y otros terópodos, podrían haber tenido un nivel de inteligencia subestimado. Los científicos han utilizado la proporción entre el tamaño del cerebro y la masa corporal de las aves modernas, para estimar cuantas neuronas tenían estos animales extintos, descubriendo niveles sorprendentes.
Las aves y reptiles arqueópodos se consideran los descendientes directos de un grupo de dinosaurios terópodos conocidos como Coelurosaurios, de los cuales se sabe que eran animales bípedos con huesos delgados y pico y alas. La relación entre los dinosaurios y las aves se estableció en el siglo XIX a través del estudio de sus características anatómicas similares, y en el siglo XX se añadieron pruebas de ADN y fósiles para fortalecer esa teoría.
Los paleontólogos han encontrado varios fósiles de dinosaurios con características aviares, como el protofeathers, huesos huecos y ciertas estructuras óseas similares. Además, en los últimos años se han encontrado fósiles con características todavía más complejas, como huesos volares y plumas, que apoyan la teoría de que las aves evolucionaron a partir de un grupo específico de dinosaurios terópodos.
La idea de una relación evolutiva entre los dinosaurios y las aves se considera uno de los hallazgos más importantes en la paleontología y la biología evolutiva, ya que proporciona una explicación para la complejidad y el éxito de las aves actuales a través de su relación con los animales más grandes y dominantes de la Tierra durante el Mesozoico. Aunque hay algunas discrepancias en cuanto a algunos detalles de esa evolución, en general es ampliamente aceptada por la comunidad científica.
Según el estudio, los T-Rex y otros terópodos podrían haber tenido un gran número de neuronas en su cerebro, lo que les daría un alto nivel de inteligencia. La autora del estudio, Suzana Herculano-Houzel, sugiere que podrían haber sido los «primates de su tiempo» en términos de inteligencia. Según sus hallazgos, estos animales podrían haber tenido un número de neuronas similar al de los monos actuales, con el T-Rex teniendo hasta 3 mil millones de neuronas, un número similar al de los babuinos.
La forma en que se determinó el número de neuronas es a través de la proporción entre el tamaño del cerebro y la masa corporal de las aves modernas. La científica estableció que la proporción entre el tamaño del cerebro y la masa corporal de los terópodos, es similar a la de las aves actuales. Entonces, utilizó el número de neuronas de cerebros de aves actuales como el de las emus y avestruces para estimar cuantas neuronas podrían haber tenido los cerebros de los terópodos. Aunque esta metodología tiene algunas limitaciones, ya que no se tiene un cerebro fosilizado de estos animales, es considerado una forma razonable de estimar la cantidad de neuronas de un animal extinto.
Aunque suene aterrador, los T-Rex y otros terópodos eran seres aún más inteligentes y letales de lo que se pensaba anteriormente. Con un gran número de neuronas en su cerebro, podrían haber sido capaces de planificar caza o trabajar en equipo. Imagina a un depredador del tamaño de una casa con la inteligencia de un babuino o un mono, cazando en manadas y planeando ataques. Además, con una longevidad de hasta 40 años, podrían haber sido capaces de transmitir habilidades a través de generaciones, lo que podría haber hecho que fueran aún más temibles y eficientes en su caza.
Felices sueños XD