La realidad virtual está cambiando la forma en que las personas lidian con la muerte y el duelo. Un buen ejemplo nos lo presentan en Mit Technology Review, donde Claire Matte, una mujer de 62 años, compró un casco de realidad virtual en 2021 como una escapada social, después de que su marido Ted recibiera un diagnóstico de cáncer en etapa avanzada. Se encontró hablando sobre su duelo con extraños en un evento virtual llamado Death Q&A.
Este evento es una sesión semanal de una hora de duración que se centra en cómo lidiar con la muerte. Los participantes, representados por avatares brillantes, hablan abiertamente sobre sus experiencias y sentimientos relacionados con la muerte, y el anonimato y la unión de la realidad virtual les permite involucrarse con extraños de una manera que normalmente no harían en la vida real. A medida que más personas se suman a estas reuniones de realidad virtual, se está creando una nueva comunidad digital de 360 grados para ayudar a las personas a lidiar con la muerte y el duelo.
La ventaja del anonimato
El anonimato en este tipo de reuniones virtuales es esencial para permitir que los participantes se sientan cómodos para hablar abiertamente sobre sus experiencias y sentimientos relacionados con la muerte y el duelo. Al no tener que preocuparse por ser juzgados o evaluados por su apariencia o estatus social, los participantes pueden ser más libres para compartir sus pensamientos y sentimientos más íntimos.
Además, el anonimato también puede ayudar a los participantes a sentirse más seguros al compartir información personal o privada. Por ejemplo, alguien que está lidiando con un diagnóstico de cáncer puede sentirse más cómodo hablando de ello en un entorno anónimo en lugar de en una reunión cara a cara con personas que conoce. También les hace sentirse más libres para ser auténticos y honestos con sus pensamientos y sentimientos, lo que puede ser beneficioso para su proceso de duelo.
La cercanía del Metaverso
Las reuniones en realidad virtual (VR) pueden ofrecer una sensación de cercanía que es diferente a las videoconferencias tradicionales. En una videoconferencia, los participantes se ven a través de una pantalla y pueden sentir un cierto grado de distancia emocional debido a la falta de presencia física.
En una reunión de VR, los participantes se encuentran en un espacio virtual compartido y pueden interactuar entre sí a través de sus avatares, lo que puede proporcionar una sensación más cercana y personal. Los participantes pueden ver y oír a los demás, y también pueden utilizar gestos y expresiones faciales para comunicarse.
Además, al estar en un espacio virtual compartido, los participantes también pueden sentir una mayor conexión emocional debido a la sensación de estar juntos en un lugar específico, en lugar de simplemente estar «en una llamada» .